viernes, 21 de diciembre de 2012

Coppélia


El Ballet Víctor Ullate Comunidad de Madrid incorpora una versión nueva de uno de los ballets más representados: Coppélia.

Sinopsis: Franz es un aficionado a la fotografía que trabaja como responsable del servicio de limpieza, bajo cuya responsabilidad están tres limpiadoras. El taller de muñecas del Doctor Coppelius, en un cibernético laboratorio, especializado en robótica donde se investiga la creación de un robot con apariencia femenina y movimiento totalmente humano (Coppélia).
Al darse cuenta de los intereses del doctor Coppelius hacia ella, Coppélia (su robot) tratará de evitarle para demostrar su capacidad de elección y entregar sus sentimientos junto a Franz a pesar de lo que piense el doctor. El hada negra se encargará de ver a Coppelius que piense de otra manera hacia Coppélia.    

La puesta en escena de Coppélia permitió ver  su capacidad técnica y artística, combinando los diferentes estilos de baile contemporáneo  y actualizando una de las músicas más destacadas y populares del músico Leo Delibes.  La primera parte, los vestidos eran feos y de colores apagados pero la segunda parte había más color. Era bonito de ver esos vestidos verdes, rojos, dorados, plateados…  La segunda parte nos explicaba que Coppélius tenía que enseñarles el duro trabajo de Coppélia  (su robot) a unos asistentes importantes para que vean su trabajo  pero Coppélia convertida en chica, ayudada por el hada negra,  intenta hacer lo máximo que puede para agradecerle al doctor coppélius pero la chica descubre a Franz,  se enamora y se queda con él.          

El coreógrafo y director artístico de la compañía, Eduardo Lao, ha adaptado Coppélia a su elenco de 22 bailarines y nos muestra  al escenario, mucha paz con un elenco de bailarines internacionales con un trabajo muy bueno y muy profesional.  La obra destacó poco el carácter cómico. Quien le guste la música clásica le gustaría la música de Leo Delibes. Una parte de sus músicas se ve reflectada en el escenario.

El púbico estaba entregado al 100%, la sala estaba llena aunque la mayoría tenían más de 50 años y pocos niños pequeños en una sala ni muy grande ni muy pequeña como es Arteria paral·lel en Barcelona.

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